Mini Relato Hacia el sol

Era silencioso el camino que nos separaba de la casa grande. La habíamos dejado hacia dos días, mochila al hombro, mangas largas para cubrirnos del sol y la arena. Estábamos extraviados y Julián nos miraba tratando de consolarnos. Julián no quería detenerse para no perder el ritmo, pero en realidad no sabíamos hacia donde ir. Se impacientaba. La brusca caída de mi hermana nos sobresalto. Sus ojos fríos y fijos me atemorizaron. Estoy cansada, lloriqueo y tengo sed. El sol bajaba rápidamente sobre el horizonte, se levanto una hiriente ventisca que me lleno de malhumor. No sabíamos si nuestros cuerpos deshidratados soportarían una noche más sin cobijo. Se escucharon ruidos; parecían cercanos, alzamos nuestras manos y saltamos emocionados. La pequeña cayo exhausta bajo el latigazo del viento y la arenisca, rasgadas. Mientras las estrellas nos cubrían, percibí que Julián también temblaba. Los tres nos abrazamos. A la mañana siguiente mi hermana no se movía, desanimada, apenas respiraba. La copio en brazos. Yo ya no lloraba. Seguimos en silencio hacia el nacimiento del sol, en busca de la vieja casa.

Mini Relato Pasado

Dos chavales juntaban trozos de cigarrillos traks cerca de wagen, la zona de las casas de citas, en una noche cerrada.
En ese instante apareció la Welch muy elegante, hacía la publicidad de los relojes Banopip.
Tenía los cabellos muy rubios y brillantes, la acompañaba la secretaria del colegio y le hablaba.
En ese momento, uno de los chavales de nuestro estado, tosió y miró al otro que consultaba la guía Michelin para informarse acerca de dónde podía pasar la noche…



Mini Relato No todo lo que reluce es oro

Repetirlo hasta el ahogo, como un estúpido loco...

Ecos macabros:oro, oro, oro. bisílabo eco, el asco es bisílabo, la nausea esdrújula, la indiferencia llana, como el tiempo. Año bisílabo y, cada tres, bisiesto.

Amargura es polisílaba. Decir no es ser cómplice de lo casi invisible; un monosílabo, como(si). pero(no) es oscuro y (si) esplende con relumbrón de oro.

¿Es de oro el reloj del conejo blanco? ¿Y la perplejidad de Alicia? ¿Y las cartas de la Reina loca?

¿Es oro el absurdo o es una palabra tan solo?

Mini Relato A punto de perderte

No es de noche y sin embargo, la luz es tan oscura como el manto de dios en la tormenta.
No te veo; estás en los recodos de lo visto que se licúa en la mirada de lo diurno y en los cielos voraces.
Nadie sabe como yo lo que es entrar a un bar y, al encender un cigarrillo, ver en el aire tus ojos como heridas de la inteligencia.
Tampoco es útil recordar tu piel a cada paso, paso por paso.la palabra
Ni despojar el tiempo de aquello que simula tu ausencia.
Ni la idea rotunda que estaba por decirte, desesperada e ingenua.
No pude recordar talismán de la supervivencia.
No hubo más que la asfixia ahogando la boca del estómago.
¿No oyes cómo he subido al cielo?
Nada habrá que vuelva a teñir el aire de invisible pueblo intimo por el que navegar.
Nunca sabremos zarpar de este puerto que se quedó pequeño.
Puedes buscarme al final del silencio, entre cuatro notas.


Mini Relato Di que si

No hagas eso, no dejes de hacerlo, no desees ni esperes, no te calles ni te inhibas, no exijas, no exijas, no grites.

No seas mala, no seas demasiado buena, no niegues lo que te pidan, no dejes burlar, no des tanto, no pidas tanto.

Y, sobre todo, sé tu misma.


Mini Relato Los troyanos

Cuando el sol se acurruca en un ovillo y el crepúsculo desmonta los perfiles me entierro en mí y trato de recordar cómo era Dido antes de que llegaran los troyanos.

Y quiero imaginar cómo era yo antes de que vinieras.



Mini Relato La sombra de mi lampara

Hubo una tarde mujer que te quisiera escribir. La de aquel agosto en la plaza Francia, ¿te acuerdas? El embarazo de tu cuerpo, el alarde de mi barba, y el temblor de tus mejillas, mis manos y la tarde. ¡Tan bajo la cruz del sur…! ; Más allá del mediodía.
Bajo nuestro viejo ombú soñamos juntos aquélla y todas las tardes que volvimos a su aroma, a sus raíces, a llenar de murmullos a los pájaros y a las ranas, a las flores y a los bancos, y al comenzar la penumbra, hasta el aire de todos los pasantes.
Pero hoy sólo quiero que aspires aquella antañada tarde; la inicial, del irrepetible encanto.
Hoy no podría, no sabría escribirte más.
Y te quisiera envoltura del rancio olor de nuestro viejo ombú de plaza Francia. Por eso no leas. Ahora no. Cierra los ojos y respira, sola, lenta, hondamente. Retiene y cobija el remoto y desamparado aroma que aún trepa, rancio, por sus raíces. Como aquella tarde de agosto, ¿Te recuerdas? ¿Buscando el beso desconocido? ¿Inaugurando el capítulo de la fragancia?
¿Qué importa el tiempo de ausencia? Hora, meses, años, ¿Qué importan? ¿Qué significan los números cuando tenemos que medir el recuerdo? Nada no significan nada. Solo a ti mujer, y sólo a mí, la ranciedad de nuestra plaza nos alcanza hoy, transoceánica, andariega, tan septentrional y perseguidora, incansable, a través de nuestro único perfume por el tiempo y el espacio.
Cuando leas estas simples páginas, apenas escrita desde la sociedad de mi lámpara, sentirás que las palabras te miran y te sacuden. Se habrá despertado tu estremecer, antiguo y lejano; aquél que yo tuve entre mis manos una tarde de agosto, en Plaza Francia, ¿te recuerdas?

Mini Relato Los tres

Mientras observaba mis calcetines de color naranja, con el boli entre los labios, sonó el timbre. Era un joven pelirrojo al que no le abrí la puerta.
-Vengo a matar a tu padre- me dijo -, sus gestos me recordaron a alguien.
(Me dirigí, tal como lo tenía planeado, ni bien Salí de la cárcel para, vengarme del hombre. Me respondió una chavala a la que le dije la verdad, supuse que no iba a creer que realmente venia a matar a su padre. Pero no me abrió la puerta ni me reconoció)
-¿y si mi padre no está, a que le temo entonces?
-Pensé.
Pero el ya no estaba. (Me fui hacia el hurto con la intención de entrar a la casa por alguna ventana.)
Escuche ruidos extraños en la ventana de mi habitación. Me pareció ver una figura de color naranja atravesándola. Cogí el teléfono y me monte una conversación con un inspector de policía a quien le pedía ayuda sin estar muy convencida. Al girarme, descubrí al pelirrojo instalado en mí poltrona favorita, muy concentrado en el videocasete de Batman que, había unos minutos, yo había conectado.
(No fue difícil entrar a la casa. De un salto, me instalé frente a Batman, cuando conducía su batimovil hacia la guardia de Gatubela… A un lado deje el arma que traía.)
Si llegara la policía, ¿el pelirrojo se declararía culpable?, pensé
(Pronto llego la policía y les dije que era culpable. Llegaron a buscarme igual que Batman a Gatubela y estaba tan sumergido en la serie que creí necesario entregarme)
Al cabo de unos minutos llegaron mis padres. Me pregunte qué les diría. Entonces el pelirrojo intento darme una idea.
-¿ideas tu a mi cuando yo te he inventado?
Mientras mis padres se acercaban a saludarme, tire el boli y rompí las cartillas. No quise que se enteraran de la aparición del pelirrojo ni de mi indirecta intención de matar a mi padre. Concentrada en mis calcetines pelirrojos, me quede meditando…


Mini Relato Exilio

Como extraño todas aquellas cosas.
Ahora soy solo una bolsa de nylon vacía, tengo dos agujeros a los costados y el pelo cae irremediablemente hacia navidad. La navidad era hermosa, con esos bailes a la luz de la nieve y el adornado pino que se estremecía por las luces de colores. Y tú que me estremecías con tus brillos, como el pino, como un pino bajo la suavidad de los ojos de ciertos niños que miran, estremeciéndome.
Ahora me estoy volviendo extraño en un lugar de conocidos. Y te siento cada vez que la campana juega a sonar en algún lado de esta ciudad. La ciudad era fantástica. Era mi ciudad, con esas calles que subían y bajaban entre edificios blancos y árboles naranjas. Con las abuelas que conocían todos los secretos juegos de mi infancia. Y el abrazo inacabable del pueblo sobre el mar. Y las escapadas con mujeres imaginarias a lugares prohibidos de una sola habitación.
Ahora entiendo los nombres. Me resulta familiar el rechazo. Y estoy queriendo encontrarte en cualquier garabato de una hoja de papel con un nombre. Tu nombre me era tan querido. Te nombraba y aunque estuvieras bajo el peso de muchos meses de invierno salía un sol en mi locura cotidiana y aparecías alimentando flores de jardines purpura cuya sonrisas marcaban el comienzo del cielo azulado.
Como extraño todas estas cosas.
Ahora deambulo en laberintos de pasillos claros. Buscando un papel. Seguir buscando. Como una bolsa de nylon vacía que el viento arrastra calle abajo.

Mini relato Avisos

Avisos Paso muchas veces delante de él. Siempre me fijo, siempre tiene algo que decirme. Octubre 17. Santos: Rodolfo Mártir; Ignacio obis...